En temporada de lluvias, se anega, y es ahí cuando laguna, río y mar, son uno solo.
Es uno de los rincones más bellos del estado. La puesta de sol es encantadora y esto la hace, un lugar ideal para una cena romántica inolvidable, entre muchos otros planes.
En este santuario natural, rodeado de cocoteros (palmas de coco), existe una gran variedad de flora y fauna (palmares, manglares, lirio, etc), peces y mariscos comestibles (róbalo, lisa, mojarra, bagre, carpa, pargo, camarón, jaiba, etc.) y varias especies de aves tropicales (garzas blancas y negras, pelícanos, patos buzos, cigüeñas, gaviotas, entre muchas otras aves). Todo lo cual, la convierte en una de las atracciones naturales más importantes de Acapulco.
Hay una variada oferta de paquetes turísticos, diseñados para que vivas estas y otras experiencias. Avistar delfines y ballenas podría ser una de ellas, ya que en invierno, esta playa hace parte de su ruta normal.
Llega la noche a la Barra de Coyuca, y con ella, grupos de caminantes en la playa. ¿Qué hacen?, ¿A dónde van? Como muchas playas de mundo, en la Barra de Coyuca, existen organizaciones que trabajan en pro de la conservación de hábitats y especies animales.
Como parte de este proceso, programan caminatas nocturnas con turistas, para observar las tortugas cuando llegan a la playa a depositar sus huevos, en fosas que ellas mismas cavan.
Estos huevos son colectados por dichas organizaciones, llevados a lugares donde conservan las mismas condiciones de incubación que las que tenían, cuando estaban enterrados en la arena, y cuando nacen las tortugas, inmediatamente son llevadas de regreso a la playa donde fueron dejadas, para que ellas vayan al mar, tal cual lo hacen cuando salen de las fosas de arena. A veces, los turistas hacen parte de esta experiencia de liberación.
Es una bonita y efectiva forma de crear conciencia de conservación, cuidar las especies de tortugas que desovan allí, y evitar que caigan en manos de cazadores furtivos.
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